lunes, 18 de noviembre de 2013

La historia del chicle






Nos guste o no el chicle, hay un aspecto que no se puede pasar por alto. Casi todo el mundo lo conoce y casi todo el mundo lo ha consumido alguna vez, por lo tanto no está de más que sepamos alguna cosa sobre su origen y el porqué de su uso mundial.


El habito de mascar chicle, al igual que infinidad de otros productos se los debemos a Colon y al descubrimiento de América ya que la palabra chicle deriva del término en lengua náhuatl, tzictli, que se utilizaba para referirse al látex aglutinante, lechoso y pegajoso que se extraía de la corteza del árbol chicozapote así como del fruto del mismo árbol denominado zapote.



Incisiones en el tronco del árbol chicozapote para la extracción del látex

La palabra chicle es por lo tanto un aztequismo, es decir, un término proveniente de la lengua aztecas y como tal está recogido en el Diccionario de la real Academia, pero a diferencia de otros términos de origen americano como tomate, chocolate cacao… que pronto fueron introducidos en el idioma castellano, la palabra chicle aparece por primera vez en el Diccionario de 1899.

La razón por la que la introducción “oficial” de la palabra chicle fue tan tardía pudo deberse más a motivos sociológicos que  lingüísticos. La causa hay que buscarla en la mala fama que tenía el uso de masticar chicle o chicleo entre la sociedad azteca en primer lugar y luego entre la sociedad criolla, es decir, entre los españoles y sus descendientes que vivían en el Nuevo Mundo, más concretamente en Méjico. Esa mala reputación provenía del uso extendido del chicle entre las prostitutas y así lo comenta, Fray Bernardino de Sahagún que escribió:

    “las alegres tenían también de costumbre sahumarse con algunos sahumerios olorosos y andar masticando el tzictli para limpiar los dientes, lo cual tienen por gala; y al tiempo de mascar suenan las dentelladas como castañedas”

No solo las mujeres de mala fama mascaban chicle sino también se generalizó dicha costumbre entre mujeres de bajo capa social llegando a tal rechazo que su uso estaba prohibido entre las embarazadas pues se creía que los niños nacerían con netentzoponiliztli, es decir, no tendrían encías fuertes por lo que no podrían mamar y fallecería. Es fácil comprender que tan mala reputación del chicle ocasionara que la introducción en la lengua castellana se alargase a más de cuatrocientos años del descubrimiento de América.

Si bien el uso del chicle estuvo mal visto por los españoles, esta situación no se produjo con los conquistadores anglosajones de Norteamérica. Ya desde un primer momento los ingleses copiaron a los indios iroqueses la práctica de mascar la resina de un árbol parecido al abeto. Pero fue, el general Antonio López de Santa Anna quien de forma tal vez no deseada introdujo el uso del chicle en Norteamérica. Santa Anna fue un general mejicano que tras la derrota de Méjico frente a los Estados Unidos acabó exiliado en Nueva York, y allí conoció a Thomas Adams, fotógrafo, inventor, científico y sobre todo hombre de negocios que viendo la adicción del general mejicano y su propio hijo a masticar la insípida resina, pensó en las oportunidades de negocio que podía ofrecer la venta de las pastillas que el propio Adams denominó chewing-gum.




En 1871 Adams puso en venta unas bolitas de chicle a un penique la unidad por lo que de forma inmediata se convirtieron en todo un éxito. Quince años mas tarde otro industrial, William J. White añadió a la goma de mascar menta para perfumarla y hacer al chicle mas comestible, y no solo eso, sino que contrató a una famosa actriz de teatro, Anna Held, para que recomendase su consumo. Eran los primeros pasos de la publicidad agresiva. Adams respondió inundando el metro neoyorquino con las primeras maquinas expendedoras de chewing-gum.

Como suele ocurrir, llego una tercera persona que se llevó el gato al agua. William Wrigley Jr.  se adueñó del mercado del chicle con dos marcas basadas en dos sabores, la menta y la fruta, que dieron lugar a los respectivos chicles Wrigley’s Spearmint y Wrigley’s Juicy Fruit. Para consolidar su posición como primer vendedor de chicle utilizó técnicas publicitarias muy agresivas, como por ejemplo, el eslogan “A todo el mundo le gusta que le den algo a cambio de nada” por lo que envió gratis en 1915 un chicle a todo abonado del listín telefónico. Cuatro años más tarde repitió la operación pero le salió mucho más cara pues, se había pasado de un millón de abonados a siete.

Al principio y a pesar de la publicidad de Wrigley, la sociedad norteamericana tardó en acostumbrarse a consumir chicle pues creía que era un hábito vulgar y molesto. Sin embargo en 1930 el chicleo superó todo inconveniente moral e higiénico y se convirtió en un pilar solido del American Way of Life, es decir, pasó a ser un icono más de la vida americana. El siguiente paso que le quedaba al chicle era expandirse por el mundo. Para ello se valió ni más ni menos del expansionismo militar norteamericano surgido en la Segunda Guerra Mundial y los conflictos posteriores ya que los soldados consumían chicle en una proporción cinco veces mayor que la del resto de población norteamericana. No existe imagen más propagandística que la de un sonriente y amable soldado estadounidense que entrega a un desconsolado niño un pequeño paquete conteniendo algo que le hará saltar de alegría; Chicles.





Es curioso como un producto que durante años, por no decir siglos estuvo considerado como propio de prostitutas y gente vulgar haya pasado a considerarse como símbolo de los valores occidentales de libertad, democracia y libre empresa. Libre y muy próspera pues la industria del chicle, hoy en día, es una de las más potentes económicamente hablando. El tzictli ha demostrado con su historia lo variable que es la naturaleza del ser humano.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Momificación en el Antiguo Egipto

En el Antiguo Egipto, todo giraba alrededor de la religión  y esta última giraba en torno a la muerte por lo que no es descabellado afirmar que el tránsito hacia la “otra vida” en el “otro mundo” constituía el aspecto primordial en la vida de los habitantes de la civilización desarrollada en los márgenes del rio Nilo.



La trascendencia en la vida cotidiana del proceso de momificación se podría resumir en la siguiente afirmación; “para los egipcios, preservar la integridad del cuerpo era condición indispensable para alcanzar la vida eterna”. Por lo tanto es importante intentar conocer las condiciones a través de las cuales se podía acceder a esta segunda vida. Por ello, en el mismo acto del entierro ya se preparaba al difunto hacia su “reanimación” en la otra vida por medio de diversos ritos como por ejemplo; “la apertura de la boca” para que en el otro mundo pueda comer, respirar, hablar, es decir, vivir. El cuerpo como recipiente del alma adquiría gran importancia y se convertía en fundamento de la momificación.

La importancia para los egipcios de la integridad del nuevo cuerpo se basaba en la creencia que solo si se destruía físicamente su momia, verdaderamente se producía la muerte de forma irremediable, por lo tanto una “buena momia” garantizaba mucho mas la inmortalidad que un trabajo mediocre de momificación, por esta razón, si bien los ciudadanos pudientes de Egipto siempre fueron los mejores momificados, no es de extrañar que ciudadanos de clases inferiores buscaron tras su fallecimiento acabar siendo bien momificados.

La momificación se lleva a cabo cuando el proceso natural de descomposición de la materia orgánica de un ser vivo que fallece, se paraliza por medios bien naturales o no. En ambientes muy secos, como por ejemplo en las arenas de los desiertos o en ambientes muy fríos, como por ejemplo las momias encontradas en cuevas de los Alpes, se producen momificaciones naturales ya que el proceso de descomposición a cargo de las bacterias y microorganismos se impide por las propias condiciones ambientales. Sin embargo, y aunque en el Antiguo Egipto, ya desde el periodo predinástico se depositaba a los muertos en tumbas de escasa profundidad, cubiertas de arena y en las márgenes del desierto para potenciar la acción de clima seco anteriormente descrito, con intención de dar lugar a una momificación natural, fue a principios del III milenio a. C. cuando comenzaron a preparar el cuerpo para la momificación “artificial”.

Los egipcios supieron de forma rápida que la putrefacción del organismo comenzaba desde el interior del abdomen y del tórax, justo desde los órganos con mayor proporción de contenido hídrico. Los embalsamadores comenzaron a extraer los órganos internos desde una incisión ventral y de forma lógica, esos órganos extraídos no se desechaban, ya que según la creencia todo debía ser reutilizado en la nueva vida y en el nuevo mundo, por lo que en un primer momento dichos órganos se envolvían en vendas y se situaban junto al cuerpo para posteriormente depositarlos dentro de los denominados vasos canopos. Cada vaso correspondía a los cuatro grandes órganos internos del ser humano, pulmones, hígado, estomago e intestinos.



Herodoto, el primer gran historiador de la antigüedad en el capítulo 86 de su libro, Historias II describe el proceso de momificación tras una visita a Egipto en el siglo V a. C.

            “Primero, con un gancho de hierro extraen el cerebro por las ventanillas de la nariz, en parte por acción del instrumento y en parte gracias a drogas que vierten en la cabeza. Entonces, con una piedra etiópica cortante hacen una incisión a lo largo del flanco y sacan los intestinos, que limpian y purifican con vino de palma, y los purifican de nuevo con aromas pulverizadas.

Después llenan el vientre de mirra pura pulverizada, de canela y de toda clase de aromas, excepto incienso, y lo vuelven a coser. Y hecho esto, salan el cuerpo cubriéndolo con natrón durante setenta días, y no deben salarlo más tiempo que éste. Y cuando han transcurrido los setenta días, limpian el muerto y envuelven todo el cuerpo con vendas cortadas de una tela de lino muy fino, untándolas por debajo con goma, que los egipcios ordinariamente emplean en vez de cola.

Entonces los parientes recogen el cuerpo, encargan una caja de madera en forma de hombre y, cuando la tienen hecha, meten en ella al muerto, la cierran y así la guardan en una cámara funeraria, donde la colocan derecha contra el muro”

Esta descripción apenas difiere de los procesos de momificación actualmente aceptados tras modernas investigaciones. Tan sólo cabe matizar algunos aspectos complementarios y clarificadores, así;

ü El embalsamador trabajaba al aire libre cerca del Nilo o de sus canales para tener acceso a grandes cantidades de agua, necesaria para el lavado del cuerpo.

ü Los familiares del fallecido aparte de proporcionar el sarcófago, también facilitaban los cuatro vasos canopos así como abundantes vendas de lino. 

ü Tras la extracción de la masas encefálica, la cavidad era rellenada con un oleo balsámico compuesto de resina de coníferas, cera de abejas, aceites y betún.

ü El natrón  es un mineral compuesto por carbonato, bicarbonato, cloruro y sulfato de sodio y servía como deshidratante.

Al final de la civilización egipcia, durante el periodo ptolemaico, la momificación se había convertido en un gran negocio funerario. Por ser un proceso tan complejo, de larga duración, con alto coste de materiales y mano de obra, la momificación se limitó casi en exclusividad a las altas clases capaces de sufragar tan alto coste.






miércoles, 6 de noviembre de 2013

Vísperas sicilianas

Vísperas sicilianas 



A finales del siglo XIII la presencia de tropas francesas en Sicilia era cada día más impopular. Carlos de Anjou se hizo con el control del reino siciliano tras la batalla de Benevento también denominada del “Campo de las Rosas” donde derrotó al rey Manfredo I pero desde un primer momento, la legitimidad del poder fue más que discutida aun siendo consentida por el propio Papa.

En Italia entera y por supuesto también en Sicilia, los poderes políticos estaban divididos entre dos partidos, los güelfos que apoyaban al Papa y en este caso  a Carlos de Anjou y los gibelinos que estaban a favor del emperador alemán de la Casa Hohenstaufen. Gracias a esta circunstancia ya desde el mismo año de la muerte de Manfredo I, los nobles gibelinos de Sicilia que no desean un angevino pro güelfo en el poder aclamaron como rey de la isla a Conradino Hohenstaufen, sobrino del fallecido Manfredo. Conradino apenas un joven de 16 años era duque de Suabia  y su proclamación daba lugar a un nuevo conflicto entre los enemigos de siempre; El Imperio alemán y El Papado esta vez personificados en el reino de Francia, con reinos hispánicos de Aragón y Castillas observando la contienda con gran interés.

Conradino y sobretodo su apellido Hohenstaufen consiguió en un primer momento recabar muchos apoyos no solo en Sicilia y el sur de Italia sino también en la península ibérica, donde el rey de Aragón Pedro III estaba casado con su prima Constanza y en Castilla, donde el monarca Alfonso X al aspirar en un futuro al cetro imperial deseaba y le convenía el apoyo del influyente ducado de Suabia. La guerra fue favorable a joven monarca alemán durante los dos primeros años pero la situación comenzó a variar, la nobleza güelfa siciliana se rebeló contra Conradino y levantó una flota y un ejército en 1268 que se unieron a las fuerzas de Carlos de Anjou. La flota fue destruida pero durante la batalla campal que tuvo lugar el 23 de Agosto cerda de Mesina, concretamente en Tagliacozzo, Conradino es hecho prisionero por los angevinos. Carlos de Anjou ordena la ejecución de su rival el 29 de octubre así como de muchos nobles sicilianos que habían  apoyado al pretendiente germano aunque muchos nobles pudieron escapar a la corte aragonesa, nobles de familias influyentes como los Lauria, Lanza o Prócida.

Carlos de Anjou tenia ahora todo el poder sobre la isla pero su “inexperto” rival antes de morir realizó una jugada inesperada, nombró heredera de sus derechos a su prima Constanza, hija del anterior rey Manfredo I y sobretodo esposa del emergente rey de Aragón Pedro III, de esta forma siempre caía sobre el poder angevino en Sicilia la posibilidad de la insurrección apoyada por Aragón.


Poco a poco fue aumentando el odio entre sicilianos y franceses, Pedro III moviendo influencias entre los nobles seguidores de Constanza se encargaba de crear el ambiente propicio para que estallase una revuelta. Dicho levantamiento tuvo lugar en Palermo, en el mes de abril cuando el día de martes de Pascua a lo hora de vísperas, de ahí el nombre de Vísperas Sicilianas se produjo una masiva revuelta que empezó con una gran matanza de franceses y acabó con la expulsión de la isla. Existen conjeturas diversas sobre la planificación o no de la revuelta, ya que la crónica de Ramón Muntaner habla de espontaneidad del levantamiento provocado por el ultraje a damas palermitanas por parte de soldados angevinos mientras la “Crónica Siciliana del  Siglo XIII” comenta la coincidencia entre el hecho de las damas y el levantamiento planeado. Fuese como fuese, la revuelta rápidamente se extendió por toda la isla y los franceses o bien fueron masacrados o bien huyeron a Mesina. De esta forma tan violenta Sicilia se libraba del dominio francés.

Tras la revuelta se intentó organizar un gobierno en la isla a semejanza de las ciudades estado del norte de Italia pero el Papa Martin IV rechazó la propuesta al ser pro angevino. Ante la negativa papal y una nueva invasión francesa, los nobles sicilianos buscaron y demandaron el lógico apoyo aragonés, personificado en el monarca Pedro III que desembarcó en la isla el 30 de agosto, junto a su esposa Constanza, legitima heredera del reino isleño, siendo coronados como reyes en Palermo. La flota aragonesa, al mando de Roger de Lauria derrotaría después a la flota de Carlos de Anjou en la batalla de Nicoreta, obligando al francés a huir a Nápoles y reconocer los derechos de Pedro II al trono.

Comenzaba una situación nueva en el Mediterráneo, un cambio de poder que perseguiría en los siguientes años en una guerra entre Aragón contra Francia y el Papado y que supondría la presencia aragonesa en la península itálica durante varios siglos.



lunes, 4 de noviembre de 2013

Gutenberg, un genio desconocido



Se puede considerar a Johannes Gutenberg como un gran desconocido, ya que no se conoce la fecha de su nacimiento, apenas se sabe nada de su vida, se discute la naturaleza de su invento y solo es seguro que imprimió la Biblia en 1455 y por eso todo el mundo sabe que el sistema practico de impresión tipográfica  o de tipos móviles se lo debemos a él.

Es posible que antes de Gutenberg, los chinos como casi siempre, hubiesen podido crear un sistema de imprenta basado en tipos a base de barro cocido y después metal, es decir sellos donde se impregnaba tinta que luego pasaba a papel, pero las dificultades de la lengua china, por ejemplo, se necesitan de 4.000 a 5.000 caracteres para componer un libro, hicieron imposible su difusión por Europa.

De todas formas, se cree que la invención de la imprenta no fue una idea u ocurrencia de un día para otro de Gutenberg, sino que se produjo porque la gente tras el aumento de alfabetización del siglo XII comenzaba poco a poco, a querer leer más libros y los monjes a base de copiar y copiar no podían satisfacer esa demanda. Ahora viene una pregunta ¿Si la gente quería leer más libros en el siglo XII porque nadie inventó la imprenta hasta 1455, más o menos 300 años más tarde? La respuesta es fácil; porque la invención de la imprenta tuvo que esperar hasta que el precio del papel bajase lo bastante en comparación con los pergaminos para que la gente  pudiese comprar los libros.

Johann Gensfleisch zur laude, conocido como Gutenberg porque esta era el nombre de la casa en que vivía su familia patricia en la ciudad alemana de Maguncia, nació probablemente en 1400. Se sabe pocas cosas ciertas de su vida, tan solo que recibió formación como orfebre, es decir, artesano de objetos de gran valor artístico. Abandonó su ciudad natal y se marchó a Estrasburgo en 1428. Fue en esta ciudad a partir de 1436 cuando comenzó a experimentar con el arte de imprimir ya que se sabe que tenía una prensa que necesitaba plomo y otros metales que podían fundirse para la creación de los tipos.

En 1448 de regreso a Maguncia, Gutenberg busco financiación, es decir dinero para poder seguir investigando y un año más tarde recibió un préstamo de un importante abogado que tuvo que devolver pero no en su totalidad tras un juicio en 1455 porque parte de ese dinero se estaba utilizando en la impresión de la famosa Biblia Latina. Tras este incidente, Gutenberg se asoció con dos impresores famosos muriendo al final en 1468.



Pagina de la Biblia Latina

El desarrollo de la imprenta demuestra que el descubrimiento de la técnica de impresión fue anterior a la financiación del proyecto, es decir, como en muchos descubrimientos o invenciones, el inventor sabe antes que anda como debe hacer las cosas pero le falta el dinero para poder comercializar su trabajo.

¿Realmente que inventó Gutenberg?

La documentación conservada no permite afirmar que Gutenberg fuese el inventor de la imprenta de tipos móviles pero son numerosos los testimonios del uso de la imprenta como tal en 1440 y por el genio alemán. Pero ¿realmente que inventó?- la prensa ya estaba inventada para fabricar vino y aceite, por ejemplo, ni la técnica para grabar pues ya se acuñaban monedas y medallas sino lo que realmente invento Gutenberg fue la aleación de estaño, plomo, y antimonio para la creación de tipos y el molde para fundirlos .más que la imprenta lo que Gutenberg inventó fue la tipografía.

Se ha comentado que la intención de Gutenberg era más que producir libros era fabricar o –falsificar- en serie, sucedáneos de manuscritos. La imprenta ahorraba el penoso trabajo de la caligrafía, la escritura a mano y sobre todo la multiplicación de ejemplares  y además imitando con mucha precisión la belleza de los manuscritos medievales. De esta manera la Biblia Latina impresa en 1455 disponía de 641 hojas con un total de 1.282 páginas a dos columnas con letra gótica y con espacios para después rubricas, iniciales, orlas, es decir, huecos donde después pintar verdaderas obras de arte en miniatura, como en los manuscritos de los monasterios. Para su confección fue preciso fundir como mínimo 120.000 caracteres.



Lo más sorprendente de todo es que no se haya conservado ningún libro ni obra impresa firmada por Gutenberg, en cambio de otros talleres posteriores sí que quedan libros, por ejemplo otra extraordinaria Biblia de 1462. En ese año hay se produce un saqueo de La ciudad  de Maguncia y los artesanos e impresores huyen contribuyendo a difundir el arte de la imprenta a lo largo de la cuenca del Rhin y mas allá. De esta forma, aparecen datos de la existencia de imprentas en Roma (año 1467) Venecia (1469) y en Paris (1469). En España, llegaron antes los libros impresos antes que las imprentas, pero ya existían talleres de impresión en la década de 1470 en Barcelona, Zaragoza, Segovia y Valencia.



Resumen de un artículo publicado en la revista “La aventura de la Historia” Nº 26, diciembre 2000 firmado por el entonces Profesor titular de  Historia Moderna de la Universidad de Córdoba, D. Manuel Peña.